jueves, 4 de marzo de 2010

MODERNISMO; MODERNIDAD...


EL MODERNISMO.

Fue una corriente del pensamiento que se desarrolló en la Edad Media baja (siglos XVII y XVIII); inspirada y fundamentada en el pensamiento de Descartes (racionalismo), sacando de allí sus ideas básicas. La modernidad se caracterizó por la racionalización de la existencia tanto es así que llego a hablarce de la "La diosa razón".
Este pensamiento fue marcado por el surgimiento de grandes utopías sociales, políticas, económicas, culturales, tecnológicas, industriales, etc.
Los ilustrados creyeron en la cercana victoria sobre la ignorancia y la servidumbre por medio de la ciencia; los capitalistas confiaban en alcanzar la felicidad gracias a la racionalización de las estructuras sociales y el incremento de la producción; los marxistas esperaban la emancipación del proletariado a través de la lucha de clases. En lo que todos estaban de acuerdo (a pesar de las grandes diferencias ideológicas) era en que "se puede". Lo resaltable de éstas era la búsqueda del bien común ("El todos antes que el Yo"), y la confianza que éstas tenían en la razón y en los valores del "hombre".
El hombre modernista era un hombre comprometido con la humanidad, creía en ésta y en su avance. Creía en la razón Universal y en que a través de ella se podía llegar a la pura verdad. El hombre modernista era un hombre enamorado de la vida, con un proyecto claro e ideales firmes; los cuales no estaba dispuesto a canjear por bienes materiales.
El modernista es un hombre, básicamente optimista, no acepta el mundo en el cual le tocó vivir, pero tiene esperanza de cambiarlo.
El hombre moderno convencido de que se puede cambiar la sociedad compromete su presente por un futuro mejor, para él y para "todos".
Fue una época de grandes dictaduras y tiranías, posiblemente por el compromiso de los hombres con la sociedad.
El hombre moderno no tiene demasiadas posibilidades de conocer el mundo por lo tanto se maravilla, se cuestiona, a sombra y motiva con la información proveniente de otras partes del mundo.
Se reconocen antecedentes y concordancias en otras figuras del mismo periodo, como los cubanos José Martí y Julián del Casal, el colombiano José Asunción Silva, el mexicano Manuel Gutiérrez Nájera y el español Salvador Rueda. El modernismo coincide con un rápido y pujante desarrollo de ciertas ciudades hispanoamericanas, que se tornan cosmopolitas y generan un comercio intenso con Europa, se comparan con las urbes estadounidenses y producen un movimiento de ideas favorables a la modernización de las viejas estructuras heredadas de la colonia y las guerras civiles. A la vez, estos años son los de la confrontación entre España y Estados Unidos por la hegemonía en el Caribe, que terminó con el desastre colonial de 1898, hecho que dará nombre a la generación del 98, que tuvo importantes relaciones con el modernismo.
En América, la definitiva salida de los españoles planteaba el dilema de norteamericanizarse o reafirmarse en su carácter hispánico o, más en general, latino, para lo cual se remontan las fuentes a los clásicos de Grecia y Roma, cribados por los modelos franceses. Las ciudades copian a París y los escritores buscan nuevas referencias culturales en la contemporánea poesía francesa: Charles Baudelaire y su descubrimiento de la "horrenda belleza", sucia y efímera, de la moderna ciudad industrial; Arthur Rimbaud, el cual, lo mismo que el estadounidense Walt Whitman, hallará que la vida industrial es un nuevo género de hermosura; Paul Verlaine y su culto al Parnaso, como el lugar donde viven y escriben los aristócratas de las letras; Stéphane Mallarmé, quien proclama la nueva poética del símbolo, es decir, de las combinaciones que el lenguaje formula a partir de su propia musicalidad y su estricta matemática, a la manera del antiguo pitagorismo.






EL POSMODERNISMO


A cada generación le gusta identificarse con una gran figura mitológica o legendaria que es reinterpretada en función de los problemas del momento. Los hombres modernos gustaron identificarce con Prometeo, que, desafiando la ira de Zeus, trajo a la tierra el fuego, desencadenando así, el progreso de la humanidad.
En 1942, Camus sugirió que el símbolo más representativo de la modernidad no era tanto Prometeo sino Sísifo que fue condenando por los Dioses a hacer rodar sin cesar una roca hasta la cumbre de una montaña, desde donde volvía a caer siempre por su propio peso.
Ahora, los posmodernos dicen: "Hace falta ser tontos para saber que Prometeo no es Prometeo sino, Sisífo, y enpeñarce una y otra vez en subir la roca hasta lo alto de la montaña". ¡Dejémosla abajo y disfrutemos de la vida!.
La posmodernidad surge a partir del momento en que la humanidad empezó a tener conciencia de que ya no era válido el proyecto moderno; está basada en el desencanto.
Los posmodernos tienen experiencia de un mundo duro que no aceptan, pero no tienen esperanza de poder mejorarlo. Estos, convencidos de que no existen posibilidades de cambiar la sociedad, han decidido disfrutar al menos del presente con una actitud despreocupada.
La posmodernidad es el tiempo del yo ("de él yo antes que el todos") y del intimismo. Tras la perdida de confianza de los proyectos de transformación de la sociedad, solo cabe concentrar todas las fuerzas en la realización personal. Hoy es posible vivir sin ideales lo importante es conseguir un trabajo adecuado conservarse joven, conservar la salud, etc.
El símbolo de esta época ya no es Prometeo ni Sísifo, sino Narciso. Los grandes principios éticos y morales de la modernidad no se mantienen con carácter Universal, se entra en un ética de la situación, "todo depende".
El hombre en la posmodernidad empezó a valorar más el sentimiento por encima de la razón. Los posmodernos niegan las ideas de la modernidad sin analizarlas, ya que esto supondría tomar en serio la razón, rechazan con jovial osadía los ideales propuestos por los modernistas.
Y dicen que el deseo de saber demasiado sólo puede traer males. Opinan que el "pensamiento débil" tiene dos grandes ventajas:
a. Buscar el sentido único para la vida conlleva una apuesta demasiada alta (todo o nada).
b. Las grandes cosmovisiones son potencialmente totalitarias. Todo aquel que cree tener una gran idea trata de ganar para ella a los demás y, cuando estos se resisten, recurrirá fácilmente a la implementación de la fuerza.
El individuo posmoderno obedece a lógicas múltiples y contradictorias entre sí. En lugar de un yo común lo que aparece es una pluralidad de personajes. Todo lo que en la modernidad se hallaba en tensión y conflicto convive ahora sin drama, pasión ni furor.
El individuo posmoderno, sometido a una avalancha de informaciones y estímulos difíciles de organizar y estructurar, esta en un incierto vaivén de ideas. El posmoderno no se aferra a nada, no tiene certezas absolutas, nada le sorprende, y sus opiniones pueden modificare de un instante




MODERNIDAD


El vertiginoso avance en la industria, la ciencia y la tecnología se ha constituido en el marco de profundas transformaciones socio-culturales que han caracterizado a las sociedades de finales del siglo XX. Hoy, por la mediación de las telecomunicaciones y de los medios masivos de comunicación, el ser humano tecnologizado interactúa en un contexto de interdependencia y globalidad. Esta tendencia, generada en los años más recientes, ha dado paso a la construcción de una nueva filosofía que define a la realidad como interpretación sustentada en lo diverso y lo plural.
La posmodernidad es el enfoque que rompe con los criterios absolutistas y que produce novedosas concepciones sobre la multiplicidad de facetas que convergen alrededor de la realidad. Esta concepción de vida ha impactado sensiblemente el orden social y ha propiciado pautas de apertura democrática que, sin duda, pueden dar lugar a una revolución en el ámbito socio-cultural y político.




2. POSMODERNIDAD (Generalidades)


El posmodernismo, relacionado estrechamente con el capitalismo tardío o Multinacional, surge como paradigma que da cuenta del fracaso del Modernismo y que propicia, en consecuencia, un nuevo orden. En él, emerge un nuevo régimen social y económico, caracterizado por la acendrada tecnologización y el establecimiento de un mercado internacional concentrado en grandes bloques económicos.
Paralelamente al ascenso financiero e industrial que identifica a esta etapa, en el ámbito de lo social, lo posmoderno se vincula al rechazo de los "grandes relatos" o "grandes proyectos" (metarrelatos, según François Lyotard) que proporcionaban algún tipo de cosmovisión. En el posmodernismo pierde sentido el planteamiento de visiones de la realidad totalizantes, coherentes e integradoras. Así, el pensamiento posmoderno se libera de la idea de unidad, y da paso al concepto de lo diverso. La diversidad y pluralidad dan significado a la nueva sociedad posmoderna y es el proceso de pluralización social el que conduce a una pluralización interna de los sujetos. Ellos, frente a una misma circunstancia, pueden comportarse de diferentes maneras, ya que se han transformado de sujetos aparentemente monoestructurales, a sujetos plurales.

La posmodernidad hace a un lado las viejas concepciones absolutistas y sustenta la necesidad de abordar la multiplicidad de facetas que confluyen en una realidad diversificada. Estas realidades son distintas y no pueden reducirse las unas a las otras.
Luego entonces, la nueva personificación de la totalidad se construye a partir del enorme conglomerado de realidades que interactúan y superponen. La historia unitaria ya no existe y la realidad se vive como identidad fragmentada y dispersa.
Es importante destacar, asimismo, que la nueva pluralidad, asociada a la capacidad de disentir sólo puede ser desarrollada en
un régimen democrático que reconozca derechos fundamentales y derechos humanos. Es‚ éste, el marco que puede dar fortaleza y legitimar el derecho a ser diferente.
La apertura y el disenso se proyectan como sustentos de un modelo ideal de democracia que propicia el debate actual en torno a la teoría del posmodernismo.

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